La Venezuela que yo quiero, la que espero y por la que intento luchar es una Venezuela donde los niños sean sólo eso: Niños.
Que no deban salir a pedir o trabajar. Que no les falte la buena comida y la linda escuela donde aprender y donde ejercer su infancia sin importar el estrato social al que pertenezcan.
La Venezuela que quiero es aquella donde maestros y profesores, junto a los policías, los bomberos y los trabajadores del sector salud (todos, desde la enfermera auxiliar hasta el Jefe de especialización) ganen los mejores sueldos. Iguales o incluso mejores que los de cualquier diputado o ministro.
La Venezuela que quiero es una Venezuela con escuelas y hospitales a granel, pero todos de primera. Con vías en buen estado. Con un sistema social justo que garantice justicia social por igual a todo ciudadano se llame como se llame, viva donde viva, pertenezca al grupo social que pertenezca, tenga la tendencia política que tenga.
La Venezuela que quiero es una Venezuela con Poderes independientes. Donde la Justicia no persigue una línea política. Donde las leyes no se hacen en función de una ideología y donde las Fuerzas Militares son realmente garantes de protección para toda la nación y no para una fracción.
La Venezuela que quiero es una Venezuela con autonomía Municipal y Estadal. Con una Constitución que se cumpla por sobre todo y ante todo. Con una conciencia individual al servicio de una colectividad...
La Venezuela que quiero es una Venezuela próspera, con miles de oportunidades de trabajo, de crecimiento , de expansión en igualdad de condiciones para todo el mundo. Y en donde niños y ancianos, puntas de la vida, gocen de beneficios y cuidados.
La Venezuela que quiero es una Venezuela donde salir a pasear no sea una aventura. En donde los criminales estén bajo rejas y los jóvenes encuentren el camino a su realización sin violencias.
La Venezuela que quiero es una Venezuela en donde las familias se reúnan a celebrar graduaciones y no velorios.
Una Venezuela donde las armas a empuñar sean un libro, una película, una obra de teatro, una competencia deportiva,un juego, una escultura, una poesía, una pintura, un trabajo artesanal...
La Venezuela que quiero no es un sueño, no es una quimera. Podrá ser una realidad en la medida que nos mantengamos unidos. Que desde nuestras pequeñas trincheras aportemos todos un granito de arena.
¿Cómo?
Pues educando a hijos y menores a nuestro cargo con conciencia cívica y con sólidos principios morales. Practicando la comunicación verbal como una forma de cohesión y no como un arma para envilecer al prójimo. Inculcándoles que sus derechos terminan exactamente donde inicia el derecho de los demás
Y lo más importante: No desmoralizar ni decaer. No esperar de otros sin antes hacer algo nosotros . Y confiando en quienes hemos elegido como líderes de una resistencia activa y garantes de un principio democrático que queremos rescatar. Esperar y confiar aun cuando todo parezca perdido...
Esta patria necesita del aporte de más de ocho millones de compatriotas. No podemos actuar solos, movidos por rabia o impotencias. Debemos seguir juntos. Y sobre todo: TENER LA MIRADA PUESTA EN UN MAÑANA QUE NOS ARROPE A TODOS Y ALERTAS A SEGUIR LA DIRECCIÓN QUE SE NOS SEÑALE.
¡Unión!
Aún sin medios de comunicación la voz de un pueblo unido se escucha hasta en el último rincón...En la bodeguita, en la parada de carrito, en el Metro, en el mercado...
No es un cliché, es una realidad: "Un pueblo unido, jamás será vencido"
Feliz fin de semana
Aida Beccaria
Que no deban salir a pedir o trabajar. Que no les falte la buena comida y la linda escuela donde aprender y donde ejercer su infancia sin importar el estrato social al que pertenezcan.
La Venezuela que quiero es aquella donde maestros y profesores, junto a los policías, los bomberos y los trabajadores del sector salud (todos, desde la enfermera auxiliar hasta el Jefe de especialización) ganen los mejores sueldos. Iguales o incluso mejores que los de cualquier diputado o ministro.
La Venezuela que quiero es una Venezuela con escuelas y hospitales a granel, pero todos de primera. Con vías en buen estado. Con un sistema social justo que garantice justicia social por igual a todo ciudadano se llame como se llame, viva donde viva, pertenezca al grupo social que pertenezca, tenga la tendencia política que tenga.
La Venezuela que quiero es una Venezuela con Poderes independientes. Donde la Justicia no persigue una línea política. Donde las leyes no se hacen en función de una ideología y donde las Fuerzas Militares son realmente garantes de protección para toda la nación y no para una fracción.
La Venezuela que quiero es una Venezuela con autonomía Municipal y Estadal. Con una Constitución que se cumpla por sobre todo y ante todo. Con una conciencia individual al servicio de una colectividad...
La Venezuela que quiero es una Venezuela próspera, con miles de oportunidades de trabajo, de crecimiento , de expansión en igualdad de condiciones para todo el mundo. Y en donde niños y ancianos, puntas de la vida, gocen de beneficios y cuidados.
La Venezuela que quiero es una Venezuela donde salir a pasear no sea una aventura. En donde los criminales estén bajo rejas y los jóvenes encuentren el camino a su realización sin violencias.
La Venezuela que quiero es una Venezuela en donde las familias se reúnan a celebrar graduaciones y no velorios.
Una Venezuela donde las armas a empuñar sean un libro, una película, una obra de teatro, una competencia deportiva,un juego, una escultura, una poesía, una pintura, un trabajo artesanal...
La Venezuela que quiero no es un sueño, no es una quimera. Podrá ser una realidad en la medida que nos mantengamos unidos. Que desde nuestras pequeñas trincheras aportemos todos un granito de arena.
¿Cómo?
Pues educando a hijos y menores a nuestro cargo con conciencia cívica y con sólidos principios morales. Practicando la comunicación verbal como una forma de cohesión y no como un arma para envilecer al prójimo. Inculcándoles que sus derechos terminan exactamente donde inicia el derecho de los demás
Y lo más importante: No desmoralizar ni decaer. No esperar de otros sin antes hacer algo nosotros . Y confiando en quienes hemos elegido como líderes de una resistencia activa y garantes de un principio democrático que queremos rescatar. Esperar y confiar aun cuando todo parezca perdido...
Esta patria necesita del aporte de más de ocho millones de compatriotas. No podemos actuar solos, movidos por rabia o impotencias. Debemos seguir juntos. Y sobre todo: TENER LA MIRADA PUESTA EN UN MAÑANA QUE NOS ARROPE A TODOS Y ALERTAS A SEGUIR LA DIRECCIÓN QUE SE NOS SEÑALE.
¡Unión!
Aún sin medios de comunicación la voz de un pueblo unido se escucha hasta en el último rincón...En la bodeguita, en la parada de carrito, en el Metro, en el mercado...
No es un cliché, es una realidad: "Un pueblo unido, jamás será vencido"
Feliz fin de semana
Aida Beccaria
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